¿De verdad existe la verdad?

Séis han sido los posts publicados por mi parte en este blog temático hasta el momento y séis han sido las ocasiones en las que se ha podido ver cómo entrelazo cualquiera de mis publicaciones con mi anterior entrada. Pues bien, llegados a este punto y queriendo destacar lo mejor del tema durante este último año, inevitablemente y como ya se podrá imaginar cualquiera, voy a tratar la última película de Robert Redford, que no es otra que La Verdad (Truth).

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No es de extrañar que escoja este largometraje como lo más relevante del tema en el último año ya que traté al propio Robert Redford en uno de mis anteriores posts. Además, esta película es la última en estrenarse al respecto y posee todas las papeletas para hacerse con alguna estatuilla en la próxima edición de los premios de la Academia.

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Desde mi punto de vista resulta uno de los mejores ejemplos de películas que traten el mundo periodístico y, yendo más allá, su contenido adquiere especial relevancia al estar directamente relacionado con uno de los episodios más importantes de comienzos del siglo XXI como fue la invasión de Irak por parte de la coalición encabezada por EEUU, Inglaterra y España bajo el pretexto de «desarmar a Irak de armas de destrucción masiva». Se trata pues de un thriller periodístico del debutante James Vanderbitt que está protagonizado por Cate Blanchett y Robert Redford. Con esta película se pretende hacer ver la importancia del periodismo en una sociedad democrática.

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Dan Rather (Redford) era un longevo y reputado presentador de la CBS que tuvo que renunciar a su puesto tras la controversia que provocó el reportaje realizado junto a la productora y también periodista Mary Mapes (Blanchett). Dicho reportaje trataba el supuesto uso de influencias de George W. Bush para entrar en la Guardia Nacional y, así, privarse de acudir a la Guerra de Vietnam. Por la publicación de este reportaje Mapes fue despedida. Es cierto que el ya mencionado caso no adquirió relevancia en España, pero en Estados Unidos supuso una revolución al publicarse en 2004. Todo esto coincidió con la víspera de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos y en las que era el propio presidente Bush quien optaba a la reelección a la presidencia.

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Es de la mano de esta película como podemos conocer la preparación, emisión del reportaje y posterior revuelo que se desató cuando los dos profesionales fueron acusados de basarse en los documentos Killian, que les habría filtrado una fuente y debían ser falsos. El largometraje muestra la lucha por demostrar la veracidad de su publicación y la defensa de valores de la verdad por encima de los intereses políticos y económicos que se esconden detrás de los medios de comunicación.

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Desgraciadamente, poner en tela de juicio las palabras de un periodista es algo a lo que todo profesional del gremio debería estar acostumbrado o, por lo menos, tener asumido. Sin embargo, ese pequeño o, a veces, gran riesgo es aquel que tan pronto puede aupar como destruir una carrera y esto es lo que se explica detalladamente en La Verdad. Dos personas de éxito dentro del periodismo que, de la noche a la mañana y, como apasionados por su profesión, desean únicamente hacer pública la que ellos, empujados por sus fuentes, consideran la única verdad. Esa misma que debe conocer toda la población de los EEUU y que pondría en la cuerda floja la figura del entonces presidente de la mayor potencia del momento.

¿Se trató de un error a la hora de elegir las fuentes en las que basar sus palabras? ¿De verdad fue falso aquello que el reportaje aseguraba a la hora de desvelar el pasado del presidente? ¿O simplemente se trató de conseguir que aquello que ahí se afirmaba, fuera demostrado como falso y así desacreditar a aquellos que habían arremetido contra el hombre más relevante del país?

No hay duda, una película, 121 minutos y muchísimas preguntas sin resolver que, como en tantos otros episodios de la vida, nunca tendremos la opción de conocer.

¿De verdad existe la verdad?

Ane Molina Irujo

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